Maximiliano:
un
hombre feliz
«Feliz de ti, Maximiliano,
porque tuviste alma de pobre»
Oración inicial (para todos los
días)
En el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.
San Maximiliano,
tú que, después de haber
gastado tu vida
por el anuncio del Evangelio
a todos los hombres,
ofreciste tu vida
en el campo de
concentración,
para que una familia no
fuera privada
del esposo y del padre,
haznos comprender
que la familia es un don
precioso,
por el
cual vale la pena luchar y sacrificarnos.
Tú que te dejaste guiar por la Virgen María
y en Ella encontraste la
fuente de todas
las gracias, haz que
experimentemos
la fuerza de Su intercesión,
y lleguemos a ser fieles
discípulos de Jesús.
Mira con bondad a nuestra
familia
y a todas las familias del
mundo,
e intercede para que
obtengamos las gracias
que más necesitamos, en
particular
la unidad y el amor
recíproco.
Acompáñanos siempre en
nuestro camino. Amén.
De la Palabra de Dios:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece
el Reino de los Cielos» (Mt 5,3).
De los Escritos del Padre Kolbe:
«Tenemos a la Inmaculada como fin y la pobreza como capital. He aquí
lo que no podemos dejar. Sin este fin, no estaríamos realizando nuestra
misión. Y sin la pobreza y la completa confianza en la Divina Providencia ,
no tendríamos ninguna eficacia apostólica».
A cada invocación respondemos:
Ruega
por nosotros.
-
San Maximiliano, totalmente confiado en la Providencia...
-
San Maximiliano, buscador incansable de la
riqueza de Dios...
-
San Maximiliano, siempre atento a las
necesidades de tus hermanos…
Cada uno puede
agregar sus invocaciones.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Oración: Padre
santo, por intercesión de San Maximiliano, concédenos un corazón pobre y
sencillo, como el de María, como el de tu Hijo, que se hizo pobre por amor a
nosotros. Haz que, imitándole a Él, pongamos nuestra seguridad no en las
riquezas y el poder del mundo, sino en tus brazos de Padre. Por Cristo nuestro
Señor. Amén.
Propósito de vida:
Ejercitarnos en la fe y en el uso equilibrado de las cosas, para poder
compartir algo con los pobres.