sábado, 13 de febrero de 2016

LA CELDA DEL AMOR, SIEMPRE ABIERTA - 14 DE FEBRERO 2016

La segunda obra de misericordia corporal: 
“Dar de beber al sediento”
Padre Kolbe, hombre-cántaro




“Tuve sed, y me dieron de beber” (Mt 25, 35)
Cada minuto en el mundo mueren cuatro niños por falta de agua. Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable y más del doble no tienen agua corriente. La previsión del vicepresidente del Banco mundial Ismael Serangeldin, el cual en 1995 afirmó que “las guerras del próximo siglo se librarán por el agua, es ya una realidad si se piensa, que en diversos conflictos en curso, el problema del acceso a los recursos hídricos y su control está muy presente. El agua se ha convertido en el oro azul.

En la encíclica Laudato si, el Papa Francisco trata el tema del agua: “el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamen­tal y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el de­recho a la vida radicado en su dignidad inalienable.”(n° 30)

Un día Jesús dijo a los apóstoles: “Denles ustedes mismos de comer”. Es un mandato que repite hoy a todos nosotros: “Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa» (Mt 10,42).
Cada tipo de sed conduce al pozo de Siquém porque, en el fondo, tenemos sed de Dios. “Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios” (Sal 42). El agua no es algo de lo que se pueda prescindir, no es un lujo. El agua es una necesidad vital. Mucho más lo es Dios, mi agua, mi vida: como Jesús, en el pozo de Siquém, el Padre Kolbe se sienta al lado de cada hombre y mujer, se hace compañero de camino de cada uno para saciar la sed más profunda.
El padre Maximiliano dio de beber a los sedientos. Apagó la sed de darle un sentido, un  significado a sus vidas. Dio una mano en los momentos de tristeza, de oscuridad, de desesperación. Ayudó también a aceptar el sufrimiento y las derrotas, y poco a poco, a comprender su sentido. Ya estando cerca su arresto les infunde a sus hermanos la calma y la paz necesarias para afrontar el tiempo de la persecución nazi.

En Auschwitz, a un compañero de prisión que le dice de odiar a los alemanes, el padre Kolbe responde: “No permitamos a nuestros torturadores de volvernos como ellos, el odio no es una fuerza creadora, solo el amor crea”. Sus palabras fueron como un bálsamo, como rocío: que curan los corazones rotos por el odio y derriban los muros de la división.

Cuando los grupos de detenidos podían reunirse alrededor de él sin llamar la atención de los guardias, él les hablaba de Dios, de la fe, del valor sublime de la vida cristiana, y esas personas tan probadas y con la muerte en el corazón, parecían revivir. “Invadido por el optimismo franciscano, padre Kolbe se propuso de devolverles la confianza en sí mismos, de ayudarlos a encontrar la bondad más profunda de la vida, señalando como modelo la Inmaculada, que encarna la belleza, la frescura y a pasión por la vida”.


Al final del mes de julio, un prisionero de su mismo bloque se escapó. Por uno que se escapaba, diez debían morir en su lugar en el bunker del hambre. Cada uno deseaba no ser elegido. El padre Kolbe no fue elegido, ofreció su vida por un desconocido y para dar de beber a los otros nueve condenados, sedientos de verdad, de afectos, de paz.

Un grupo de diez, con padre Maximiliano “a la cabeza”, se encaminan para ir al sótano del bloque 11. A los prisioneros no les dan de comer ni de beber. Ellos morían principalmente de sed. En el infierno de deshumanización de Auschwitz no podía faltar la tortura de la sed, del no dar de beber, que conduce a una muerte terrible. De los primeros signos de deshidratación, -mareos, la piel se reseca, aparece a fiebre, el sentido de desorientación-, se llega a la hinchazón de la lengua, a no poder caminar y a arrastrarse por falta de fuerzas, a agrietarse la piel, el hígado y los riñones no funcionan, se pierde la capacidad de controlar el ritmo de la respiración y los latidos del corazón.
Si el hambre es terrible, la sed es mayor aún.

Maximiliano, el mártir de la caridad, se convirtió en cántaro para dar de beber a los otros. Llenó los cántaros vacíos de la vida. Vida carente de sentido. Cántaro vacío de amor y de alegría. Saber responder a esta sed profunda es el arte de amar.
Feliz el que se abre los horizontes de la verdad, de la paz de la que todos tenemos una sed inextinguible. 

Angela Esposito - MIPK



Papa Francisco y Patriarca Kirill: histórico encuentro en Cuba


“Somos hermanos”, dijo Francisco cuando abrazó a Kirill en la pequeña sala de protocolo del aeropuerto de La Habana donde el encuentro tuvo lugar. Luego los líderes se besaron tres veces en la mejilla, y Kirill dijo al papa, a través de un intérprete, “ahora las cosas serán más fáciles”.
Vestidos con sus galas rituales, ambos líderes religiosos se mostraron sonrientes y afables antes de que la reunión iniciara y de la que emergieron dos horas después con una declaración conjunta de ambos líderes que resumía el sentido del encuentro: “no somos competidores, sino hermanos”.
El documento de 30 puntos hizo énfasis en la necesidad de la unidad de ambas iglesias, sobre todo en temas de interés común como la persecución de cristianos en Irak y Siria, donde “la violencia se ha cobrado miles de víctimas”, al mismo tiempo que hizo “un llamamiento a la comunidad internacional” para evitar más desplazamientos de ciudadanos de estos credos y otros tradicionales en el Medio Oriente.
“Esperamos que nuestro encuentro contribuya a la reconciliación a donde hay tensiones entre los greco-católicos y los ortodoxos”, agregó el texto.
Ante una fila de sacerdotes católicos y otra de ortodoxos, ambos firmaron el documento conjunto, que clausuró las conversaciones a puertas cerradas de los jerarcas.
Reunidas en un pequeño salón de protocolo del aeropuerto capitalino José Martí, ambas delegaciones intercambiaron regalos y se presentaron los unos a los otros. “Si sigue así Cuba será la capital de la unidad”, comentó Francisco en unas breves palabras improvisadas luego de firmar de declaración conjunta.
“Hablamos de nuestras iglesias, coincidimos que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente sin medias palabras”, agregó.
“Fue una conversación con mucho contenido, que nos dio la oportunidad de entender las posiciones de uno. Las dos iglesias pueden cooperar en todo el mundo y trabajar conjuntamente”, explicó por su parte Kirill tras la firma de la declaración. 
El papa Francisco, quien estuvo en Cuba hace cinco meses y fue facilitador del deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, partió hacia México.
Kirill, arribó a la isla en la víspera, para una visita oficial a la isla hasta el domingo, que también lo llevará hacia varios países de Sudamérica. Ambos líderes fueron recibidos por el presidente Raúl Castro al pie de la escalerilla de los aviones que los trasladaron a Cuba.
Aunque la reunión de La Habana fue considerada en algunos círculos católicos como un importante avance ecuménico, Francisco también ha sido objeto de críticas que lo acusan de ser utilizado por un Kremlin deseoso de ganar terreno político entre los cristianos ortodoxos y en la escena mundial en momentos en que Rusia está cada vez más aislada de Occidente.
Cuba tuvo una ubicación única e ideal para la reunión: lejos de las batallas territoriales entre católicos y ortodoxos en Europa, además de que es un país familiar para el primer Papa de origen latinoamericano, pero igualmente conocido por la iglesia rusa, dados sus antecedentes antiestadounidenses y su legado soviético.
“Cuba es de hecho un lugar profundamente espiritual en términos de prácticas afrocubanas no es, ni nunca ha sido un lugar muy religioso en el sentido católico formal”, explicó el analista y experto en Cuba del Baruch College de Nueva York, Ted Henken. “Creo que este hecho junto con su conexión única geopolítica de Rusia se ha convertido en un “terreno neutral” ideal y de confianza para dicha reunión”.
El Vaticano espera que en encuentro mejore las relaciones con otras iglesias ortodoxas y estimule los avances en el diálogo sobre las diferencias teológicas que dividieron al cristianismo del Oriente y el Occidente desde el Gran Cisma de 1054.