jueves, 22 de junio de 2017

II FESTIVAL DE DANZAS SOLIDARIAS




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Tel. 4-4721488 Misioneras de la Inmaculada P. Kolbe
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Cel. 797-86885 Wilma Solíz
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martes, 13 de junio de 2017

LA CELDA DEL AMOR, SIEMPRE ABIERTA, 14 DE JUNIO DE 2017

¡Tenemos una Madre! ¿Qué Madre?


“En el Evangelio, comienza el Papa Francisco, hemos escuchado cómo Jesús le dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,27). Tenemos una Madre, una «Señora muy bella», comentaban entre ellos los videntes de Fátima mientras regresaban a casa, en aquel bendito 13 de mayo de hace cien años[1].

“¡Tenemos una Madre!”. Sí, tenemos una Madre, repetía con el corazón de hijo enamorado Maximiliano Kolbe cuando escribía: “… ¿Qué podrías darme todavía, oh Dios, después de haberte ofrecido con toda tu Persona a mí? Tu Corazón, ardiente de amor hacia mí, te sugirió otro don más... Tú nos has ordenado de hacernos como niños si queremos entrar en el reino de los cielos. Tú sabes bien que un niño necesita una madre… Tu bondad y tu misericordia han creado para nosotros una Madre, personificación de tu bondad y misericordia infinitos y desde la Cruz nos la diste y nos entregaste a Ella como hijos” (EK 1145).

Al final de la existencia terrena de Jesús, María recibe del Hijo muriente la entrega de la maternidad espiritual en el “discípulo amado”[2], imagen de cada discípulo que “la recibió en su casa” (Jn 19, 27B). Con san Maximiliano nos acercamos al Calvario para volver a escuchar la Palabra de Jesús. 

V. 25: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre…”.

El Evangelio nos dice que estaba junto a la cruz de Jesús María, su madre. “María estaba”.

“Estaba” es el mismo verbo que Juan usa para decir que “el Verbo estaba junto a Dios y el verbo era Dios”. Entonces, cuando Juan dice: “María está junto a la cruz”, quiere hablarnos de esta gran realidad: “María está” en un modo tal junto a la cruz que ella es un todo con el dolor del Hijo. María está junto a la cruz en una actitud de configuración con el Hijo crucificado. María está junto a la cruz en una actitud de ofrecimiento, no de aniquilamiento, no está replegada sobre sí misma. María se está ofreciendo con Jesús por la salvación del mundo. Un padre antiguo, Melitón de Sardi, llama a María con una imagen bellísima: “la pura cordera”. Ella es la pura cordera y se está ofreciendo junto al Cordero Jesús. El Cordero Jesús se ofrece por la salvación del mundo y ella, la madre, la Cordera, se ofrece junto con el Hijo.

“Estaban”: el verbo está en imperfecto e indica la presencia prolongada junto al lugar de la cruz. Es decir que María se ofrece con el Hijo por la salvación del mundo no solamente una vez, sino continuamente, todos los días, en todos los tiempos. Se hace cargo de todos nosotros. ¡Siempre! Nos hace sentir su presencia materna para que se despierte en nosotros la presencia escondida de Dios para no dejarnos engañar por falsos egoísmos, del miedo de las personas, de la indiferencia y del oportunismo. La Virgen aparece en Fátima en un tiempo preciso, al inicio del siglo XX, que Juan Pablo II lo llamó “siglo de las ideologías del mal”. María está junto a la cruz de Jesús. María está junto a la cruz de todos los crucificados de la historia humana.

La presencia de María junto a la cruz es la presencia más radical del amor. Por esto el “estaba” de María junto a la cruz es el estaba del amor que se supera a sí mismo. “María vive junto a la cruz de Jesús porque, dice el cardenal Martini, intuye la fecundidad de todo lo que está pasando, el sentido de su sufrir es la generación de un pueblo creyente”. Jesús, antes de morir, da vida a una comunidad con el discípulo amado y con María en el centro. María está en el centro de este grupo en camino que, en el curso de los siglos, emprende su viaje tras los pasos de Jesús. 

Por lo tanto la comunidad que nace en el Calvario, es una comunidad que nace de la cruz. Somos una comunidad de Iglesia, una comunidad de parroquia, una comunidad de familia. Somos una comunidad que nació de la cruz. Una comunidad es tal por haber mirado largamente el crucificado y por haber escuchado sus últimas palabras como testamento: 

«Mujer, aquí tienes a tu hijo»… «Aquí tienes a tu madre». (vv. 26-27).

Las últimas palabras de Jesús nos recuerdan la fórmula de la alianza: “Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios” (Ez 36, 28). Nos recuerdan la fórmula del amor: ¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado…! (Ct 2, 16).

“Aquí tienes a tu hijo… Aquí tienes a tu madre” son palabras de pertenencia recíproca. El discípulo amado pertenece a María y María al discípulo. Juntos pertenecen al Señor Jesús, crucificado por amor.

“Aquí tienes a tu hijo… Aquí tienes a tu madre” son palabras “constitutivas”, hacen lo que dicen y el hijo es confiado a la madre y la madre al hijo.

“Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (19, 27b). En la casa de su corazón, de su mundo interior. “La recibe en su ambiente”[3]. “Desde aquel momento” significa la hora de Jesús[4]. Como fruto de la hora de máxima donación, Jesús dona a su madre.

“Aquí tienes a tu hijo… Aquí tienes a tu madre”: Una palabra que el Señor Jesús, en el curso de los siglos, continúa a repetir al “discípulo que ama” y el padre Kolbe acoge a la Madre en su vida. Quiere conformarse a la Inmaculada hasta transformarse en Ella, hasta “permitir que ella tome posesión de nuestro corazón y de todo nuestro ser, que Ella viva y obre en nosotros y por medio de nosotros, que Ella misma ame a Dios con nuestro corazón. Pertenecerle a Ella sin restricción alguna”[5]. A la madre san Maximiliano se entrega totalmente y por ella es capaz de ser transformado según el corazón de su Hijo Jesús. 


Angela Esposito MIPK



[1] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2017/documents/papa-francesco_20170513_omelia-pellegrinaggio-fatima.html

[2] Jesús ama a todos, pero el discípulo amado que él ama es el discípulo que acepta en plenitud el amor del Maestro y es el “modelo” de todos los discípulos.

[3] UGo Vanni, sj., Curso del Evangelio de Juan, año académico 2000-2001, Roma. Pag.80. Puede significar también la propia casa, pero del contexto es el ambiente.

[4] Idem

[5] EK 1210

www.kolbemission.org