Padre Kolbe, el misionero
“en salida”. Una vida en
salida
El centro de nuestra reflexión
para este mes misionero, es el Mensaje para la Jornada mundial de las misiones del
Papa Francisco. Recordamos juntos algunos pasajes más sobresalientes. El Papa
nos invita a “salir hacia la humanidad”.... Hoy en día todavía hay mucha gente que no
conoce a Jesucristo. La iglesia es misionera por
naturaleza: la iglesia ha nacido “en salida”… Quisiera ofrecer una imagen
bíblica, que encontramos en el Evangelio de Lucas (cf.10,21-23). El evangelista
cuenta que el Señor envió a los setenta discípulos, de dos en dos, a las
ciudades y pueblos, a proclamar que el Reino de Dios había llegado, y a preparar
a los hombres al encuentro con Jesús. Después de cumplir con esta misión de
anuncio, los discípulos volvieron llenos de alegría: la alegría es un tema
dominante de esta primera e inolvidable experiencia misionera[1]. “La alegría del Evangelio
llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.” (EG 1)
Padre
Kolbe
es un misionero ardiente, apasionado
de Dios y del ser humano. Considera el apostolado, no como una cuestión de
táctica organizativa, sino como reflejo de la riqueza de gracia de un corazón
conquistado por Dios mediante el ofrecimiento de sí a la Inmaculada. Dirá que
“el apostolado es una obra sublime, muy sublime, es una colaboración (si se puede
expresar así) con Dios mismo en la obra de perfección, de santificación y de
hacer felices a los hombres.”[2] Por este motivo da
inicio a la Milicia de la Inmaculada[3], Asociación eclesial:
a la que pueden pertenecer todos: consagrados y laicos.
Como la Iglesia, también la Milicia de la Inmaculada nació “en salida”.
‹Se llama “Milicia” porque aquellos que se consagran a la Inmaculada... desean
conquistar para la Inmaculada, lo más pronto posible, el mundo entero y cada una
de las almas sin excepción. ›[4]
Padre Kolbe es el misionero
siempre en “salida” desde el momento de la formación. Su salud es frágil, tiene
tuberculosis. No se puede quedar tranquilo adentro del convento, se siente
quemar por la pasión por el Reino de Dios y quiere conquistar todo el mundo a
la Inmaculada. En 1925, en un artículo de su revista, define el perfil del
misionero: “este no reduce su corazón sólo a sí mismo y a su familia, a los
parientes y vecinos, a los amigos, a los compatriotas, sino que abraza junto
con ellos al mundo entero, a todos y a cada uno, ya que todos los redimidos por
la Sangre de Jesús, sin ninguna excepción, son nuestros hermanos.”[5]
Es el hombre del éxodo. Solo después
de tres años de la Fundación de Niepokalanów parte en misión porque, como el
mismo dirá: “Mi mirada es atraída hacia nuevos horizontes”[6] y con cuatro frailes
se aventuran hacia el oriente. El celo misionero del padre Kolbe es asombroso: sus
confines son el mundo entero. El pobre de los pobres dio empuje a la
“globalización” de los pobres. Naturalmente el padre Kolbe no conoce el término
“globalización”, pero de hecho lo concreta en el sentido que quiere llegar a
todos para llevarles la Buena Noticia.
Es atraído por vocación al
“siempre más”, al “siempre mejor” porque la alegría del Evangelio alcance hasta
los confines de la tierra. Al respecto tiene una expresión muy linda: “No
mañana, ni siquiera esta noche, sino ahora. No poco, sino mucho. No una sola
región sino el mundo entero”, porque “cuando el fuego del amor se inflama, no
encuentra sitio en el corazón, sino que se propaga fuera de él, enciende,
devora, absorbe, otros corazones. Conquista cada vez más almas para su ideal,
para la Inmaculada”[7] y esto lo más pronto posible, lo más pronto posible.
“Lo más pronto posible” es una
expresión que está muy presente en el vocabulario misionero del padre Kolbe. “Lo
más pronto” y “en salida” para estar dentro de los problemas de la gente. Para
anunciar un Dios enamorado del ser humano.
En camino, sin parar, hasta el
fin de su vida, cuando sale de la fila para ofrecer su vida en lugar de un
padre de familia. En salida hacia el Bunker de la muerte para acompañar a sus
compañeros a morir con dignidad, cantando las alabanzas de Dios, rezando y
suplicando el perdón para sus verdugos. En salida para entrar y sumergirse en
los abismos del infierno de Auschwitz. En los abismos del odio.
“Murió un
hombre y se salvó la humanidad”[8]: Nos alegramos por este testimonio de amor que hizo brillar la fuerza del
evangelio en las tinieblas del mal. Cantamos
con María nuestro Magnifcat por llevar la alegría del Evangelio. Que
ninguna periferia sea privada de su luz. Que
todos entren en este río de alegría!
Angela
Esposito
[1] Mensaje del Papa Francisco para la jornada
mundial de las misiones. http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/missions/documents/papa-francesco_20140608_giornata-missionaria2014.html
[3] Asociación de fieles, publica e internacional, de derecho
pontificio, aprobada el 16 octubre 1997.
[4] EK 1327
[5] EK 1088