miércoles, 13 de mayo de 2015

LA CELDA DEL AMOR, SIEMPRE ABIERTA - 14 DE MAYO 2015

Meditación, mayo 2015

“Padre Kolbe, testimonio de alegría”




Nos introducimos en la segunda parte de nuestra reflexión: “Padre Kolbe, testimonio de alegría”, con la pregunta-respuesta del texto con el cual nos despedimos el mes anterior: “¿Cuál es, por lo tanto, la felicidad que el hombre desea? Una felicidad sin límites… en cuanto a la intensidad, la grandeza, la duración o cualquier otra cosa”1. El secreto de la felicidad lo dice Jesús en los Hechos de los Apóstoles: “La felicidad está más en dar que en recibir”2. La felicidad no consiste en lo que los otros nos hacen, nos dan: siempre quedaremos descontentos. La felicidad plena consiste en lo que nosotros hacemos por los otros con el regalo de nosotros mismos. La alegría aparece en los escritos de san Maximiliano y en las conferencias como la modalidad de cómo se hacen y se viven las cosas. La presencia de la alegría es la señal que una realidad se vive bien, y es vivida con la actitud justa.
El Padre Maximiliano, cuando habla de alegría, dice también de donde nace. Nace de la relación profunda con Dios, con la Inmaculada, las relaciones entre hermanos: éstos, son los hábitats naturales donde crece la alegría. El que cree que la historia del mundo no está en las manos del destino ciego, sino en las manos del Padre, éste podrá permanecer siempre alegre y sereno. La alegría del misionero se caracteriza por servir a Jesús por medio de la Inmaculada: “No tienen idea de cuán dulce es servir fielmente a Dios y a la Inmaculada”3. En la escuela de María se descubre amado por Dios y capaz de amar a los hermanos. Goza por la presencia de cada uno. Se alegra que Niepokalanów crezca, que la Orden crezca.
Escribiendo al Padre Provincial por algunas cuestiones, subraya que “en Niepokalanów el espíritu es muy bueno, todos aman a la Inmaculada y desean ponerse a su servicio con todo el corazón. ¡Todo para agradecer! Lo que le llama la atención a los que llegan es la serenidad y la felicidad que se refleja en cada rostro”.
Maximiliano, hablando de su experiencia en Japón, escribe: “nosotros somos religiosos, por lo tanto debemos continuamente ejercitarnos para ser gentiles y delicados. A veces sucede que una persona de fe, frente a los de afuera, es como un ángel de gentileza, pero no es así para con sus hermanos, los que viven a su lado, quiere decir que la cortesía es muy superficial. No podemos ser sepulcros blanqueados, tenemos que aspirar a tener un corazón delicado por amor y respeto hacia los otros y ser gentiles siempre”
Con la Inmaculada en el corazón, el p. Maximiliano habla a sus hermanos de la verdadera alegría, que no consiste en chistes tontos y banales, en carcajadas vacías. Para él, una sonrisa, una palabra simpática y alegre, cosas que de por sí son buenas, pueden transformarse en obstáculo e impedimento en el camino de la santidad, si son llevadas al exceso. La verdadera alegría nace allí, donde hay un poco de sacrificio, de lucha, de esfuerzo4. Y es más profunda que un simple sentimiento o emoción.
1 EK 1296
2 Hech. 20, 35
3 EK 149; 113

Ladislao Dubaniowski, un compañero del seminario, recuerda que “también en las pruebas y en las dificultades no se desanimaba nunca y no caía nunca en el desaliento; decía con alegría: “la próxima vez todo saldrá mejor”5.
El Padre Maximiliano contando los hechos misioneros en Japón, testimonia como Dios le dona a él y a sus cohermanos la alegría en medio de las pruebas porque "sólo quién reza puede vencer todo. A pesar de estas dificultades Dios dona muchos consuelos. La consolación siempre es más grande que las dificultades”6.
Consciente que, en la relación con Dios (como en cada relación) hay un tiempo para la alegría y también para la prueba y la duda, afirmaba con convicción: “Con alegría, (no quiere decir que no se siente el dolor) aunque en la prueba uno se entrega a la voluntad de Dios… y la prueba de amor más grande es cuando parece que Dios nos ha abandonado, y soportamos todo con alegría, experimentando la verdad de las palabras de Jesús en la Cruz: “Todo se ha cumplido” (Jn. 19, 30)” 7
Para el Padre Maximiliano, entonces, la alegría tiene que habitar en el corazón del hombre también en las dificultades y en las pruebas de la vida. Nos invita a no perder la paz, a mantener la alegría también en las caídas. “En caso de una caída nunca hay que entristecerse porque esta es una soberbia punzante, al contrario, levantarse enseguida con gran amor y alegría de espíritu y seguir caminando. Reparar la caída con un acto de amor perfecto”8. Vivir con serenidad y alegría los propios errores: “Antes de la caída Satanás nos tienta con el pensamiento de minimizar el pecado, no es tan grave, después de la caída agranda el pecado, grita que esta mancha quedará para siempre. Si después de la caída meditásemos y pensásemos que también la caída puede ser útil para la gloria de la Inmaculada, nos sentiremos distintos. Me alegro de mis debilidades, porque el amor de Jesús se muestra mejor en las debilidades, como dice San Pablo (cf.2Cor 12,9)”9.

Angela Esposito

Harmęże - Polonia

domingo, 3 de mayo de 2015

FORMACIÓN PERMANENTE MIPK 2014 - 2015

Durante los meses siguientes a la semana de formación permanente anual, que tuvimos en julio 2014, hemos tenido encuentros mensuales, para seguir profundizando las diferentes temáticas abordadas. Una experiencia enriquecedora que nos ayudado mucho. La última etapa la hemos vivido este 29 de abril 2015.