martes, 13 de mayo de 2014

CELDA DEL AMOR, SIEMPRE ABIERTA - 14 DE MAYO

Ahí tienes a tu Madre!
(Jn 19, 25-27)


En este mes de mayo, en el que ya hemos vividos toda la semana santa y el triunfo de la Vida, con la Resurrección, nos queremos detener en uno de los misterios que celebramos el Viernes Santo... María a los pies de la Cruz. Un momento en el que Jesús nos deja su testamento espiritual. Momento de particular intensidad y de unión de corazones. Escuchamos las palabras de Juan.

 “Junto a la cruz de Jesús, estaba su Madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu Madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”.

Después de haber confiado Juan a María con las palabras: “Mujer, aquí tienes a tu Hijo”, Jesús desde lo alto de la cruz, se dirige al discípulo predilecto, diciéndole: “Aquí tienes a tu Madre”. Jesús antes de morir, da vida a una nueva comunidad con el discípulo amado Y con María en el centro. María está en el centro de este grupo en camino, que en el transcurso de los siglos, emprende su viaje tras los pasos de Jesús. La comunidad que nace a los pies del Calvario, nace de las personas que “estaban bajo la cruz”, que han mirado el crucifijo, que han escuchado las últimas palabras que se convirtieron en su testamento.

¡Aquí tienes a tu hijo!... ¡Aquí tienes a tu Madre! La palabra de Jesús expresa un deseo, una voluntad. Jesús desea y quiere que Juan se convierta en hijo de María y María se convierta en la Madre de Juan. Las últimas palabras de Jesús nos remiten a la Alianza: “Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios” (Ez 36, 28). Nos remiten a la Alianza de amor: “Mi amado es para mí y yo para mi amado” (Ct 2, 16).

¡Aquí tienes a tu hijo!... ¡Aquí tienes a tu Madre! Son palabras de pertenencia recíproca, pero Juan y María pertenecen al Señor Jesús, crucificado por amor. Las palabras del “testamento de la Cruz” son palabras “eficaces” hacen lo que dicen y el hijo es confiado a la Madre y la Madre es confiada al hijo.

 “Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19, 27b). En la casa de su corazón, de su mundo interior. La llevó a su ambiente 1. “Juan la llevó también entre los bienes espirituales que los apóstoles recibieron y nunca más dejaron. (San Ambrosio).

Llevar a María, tomar a María porque ninguno puede percibir el significado del mensaje de salvación si no ha reclinado, como Juan, la cabeza sobre el pecho de Jesús y no ha recibido de Jesús a María como Madre. (Orígenes)

La última palabra pronunciada por Jesús sobre la cruz hace referencia al inicio de una humanidad nueva, cumplimiento del designio de Dios. Y Juan baja del Calvario al Cenáculo con María que se convierte para él, en su guía, y lo sostiene en el camino de la vida. ¡Aquí tienes a tu hijo!... ¡Aquí tienes a tu Madre! Palabra que en el transcurso de los siglos, Jesús la sigue repitiendo al discípulo que ama y el Padre Kolbe recibe a la Madre en su vida.

A Ella se entrega totalmente, Ella lo hace capaz de ser transformado según el modelo de su Hijo Jesús. Quiere conformar la propia vida a la de la Inmaculada hasta transformarse en Ella, hasta permitir que “Ella tome posesión de nuestro corazón y de todo nuestro ser, que Ella viva y obre en nosotros por medio de nosotros, que Ella misma ame a Dios con nuestro corazón. Pertenecerle a Ella sin restricción alguna” 2.

Para el padre Kolbe es necesario entregarse a la Inmaculada totalmente hasta el ofrecimiento de la propia vida. Pero no basta el propio ofrecimiento, el reino de Dios sufre violencia: “Son tantas las personas que todavía no conocen a la Virgen, no conocen a Jesús. ¿Qué hacer? Necesitamos unirnos todos también en la acción y eh aquí el Movimiento la Milicia de la Inmaculada: un ejército de personas hombres y mujeres capaces de no cansarse nunca en hacer el bien. Por eso Niepokalanow, una comunidad de frailes, obreros especializados que han llamado la atención no sólo por el número (que eran cerca de 700, el convento más grande que existió después de San Francisco), sino también por la capacidad operativa de los frailes que viven y trabajan juntos.

 Padre Kolbe forma a los apóstoles, pero sabe que el hombre tiene necesidad de Dios y Niepokalanow tiene una fisonomía precisa: es un centro de trabajo, un cenáculo de comunión y sobre todo es un lugar de oración. Niepokalanow es un centro desmedido de amor fraterno y de apostolado fecundo, porque san Maximiliano, el padre de esta fraternidad, ama con el corazón de María. Arde de amor por Jesús e inflama a sus frailes lanzándolos por las calles de la evangelización del mundo. ¿Cómo ha podido alcanzar resultados impensables en distintos niveles? El padre Kolbe después de habernos dicho que necesitamos trabajar juntos, nos dice cómo hacerlo: “Es necesario trabajar juntos, unidos, ordenados, en armonía de mente y de ideal; todo esto junto hace que nuestro trabajo sea seguro, fácil, fructuoso 3.

Y ahora el padre Maximiliano nos invita a cada uno de nosotros a acoger a María en nuestra vida, dirigiéndonos estás palabras: “Mira a tu Madre, tené fijos los ojos en Ella para ser como Ella, para ser Ella hoy, que habla, que acoge, ofrece y se dona para que la persona se convierte en aquello que contempla, en lo que ama. Nosotros somos transfigurados, nos dice San Pablo, a su propia imagen (2Cor 3,18).
Que para cada uno de nosotros, el seguimiento de Jesús, el acoger a María, su Madre, nos lleve a una comunión de vida y de intenciones entre nosotros para una verdadera pasión misionera, para no correr en vano.
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 Angela Esposito
 por la comunidad

1 “eis tà idia” significa “el poprio ambiente”. Puede significar también la popria casa, pero del contexto es el
ambiente” (Hugo Vanni s.j).
2  SK 1210.
3  Cf. SK 962.